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Mostrando entradas de mayo, 2017

Verso

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Espiga, te creces en mi sangre, me clavas las espinas. Y gritas, rasgando la mordaza del ser en carne viva. Me asaltas, latiéndome en los huesos y rasgas mis heridas. ¡Aparta! No saques de su encierro las palabras malditas. No callas. Te creces, me desangras, te adueñas de mi vida. Espina, serás el mecanismo que me mantenga activa.

Abisal

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¿Quién sufre? ¿Quién canta? Arrullan cien voces la proa olvidada. Cascarón alegre,  celebra con gracia que el coro le alumbre sus noche amargas. Ay, barquito ingenuo, el canto te atrapa. Zozobras al ritmo de la triste nana. Vuelcas sin remedio, las aguas te arrastran hacia el negro abismo  que todo lo atrapa. ¿Quién sufre? ¿Quién canta? Rezad, marineros, el aire se acaba. El barco astillado, la arena manchada, cien mil calaveras saludan hastiadas. Salid, marineros, el coro os aguarda con hambre y sonrisas que hielan el alma. ¿Quién sufre? ¿Quién canta? Sirenas festejan que sangren sus aguas.

Space girl

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A una pequeña gran astronauta con alma de estrellas y ojos cansados. Space girl with the moon in your eyes, a deep night tangled in your hair and Mars living down your heart. Both so big, both so lonely, both so warm . Space girl, please, dream again. Just let go the asteroids that have fun hurting your neck. Space girl, please, breath. Breath hard and look for the way back to my arms. When you find it I will smile and whisper, slowly, in your ears made of stars: " ¿See, my dear? Little space girl you can fly. "

Destierro

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Olvidados los reos que abajo arden con la muerte en el costado. Ignorados. Llaman con la voz en carne viva a quien creyeron hermano. Mutilados por el hambre, la mentira y el vagar desamparados. Agotados. El calor de sus hogares les llega desde lo alto. Condenados sin delitos, prisioneros sin pecados.

Reflejo

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 Existen noches diferentes. Noches en las que dejas de ser tuya y de pronto el mundo parece volverse más grande. Noches en las que respiras el doble para sentirte mucho menos viva tras cada bocanada.  ¿Qué haces cuando llegan? Te levantas. Avanzas, casi levitas hasta encararte con el cristal de la ventana. No me preguntes por qué, nunca lo he entendido. Llegas cansada de verte y permites que tu frente se marchite contra el vidrio helado. Por supuesto, no dices qué andas buscando. A veces intento decidir si la oscuridad se traga tu voz o si decides dejarte tragar entera para tener al menos un momento de descanso.  Yo tampoco pregunto, me limito a mirar desde ninguna parte cómo echas raíces sobre la moqueta. El sueño no parece querer anclarse a tus párpados, así que buscas con la mirada algo más interesante que el mohín somnoliento en la mujer del cristal. Te dejas vagar un rato por las calles desiertas hasta que finalmente ocurre: clavas los ojos en el cielo.  Siempre lo haces,