Inmarcesible

Damas y caballeros, la nueva y última sección de mi pequeño refugio queda inaugurada y la entrada de hoy es tan solo una pequeña presentación.  Como ya os habréis dado cuenta, este blog está dedicado a la literatura. ¿Por qué? Porque es lo que más me gusta. Pero no lo único.  Entonces... ¿qué puedo hacer con todo aquello que me muero por contar y no encaja en el ámbito literario? Porque, de vez en cuando, resulta que me acomodo en la cama, me hago un té (o un colacao si estoy golosa) y me da por pensar. En cine, en gatos, en feminismo, en aquella canción que sonaba en el autobús de vuelta a casa, en el chisme que me contó la señora del pueblo, en cierta situación de hace diez años. En cualquier cosa.  El cuarto de pensar ha nacido para no tirar a la basura aquellas ideas capaces de pasar mis estrictos filtros y hacerse merecedoras de ser leídas por quienes dedicáis un poquito de vuestro tiempo a asomar la naricilla por aquí. Espero estar a la altura. Bienvenidos, lamento el des

Antes de empezar a enrollarme como las persianas, ¡feliz año a todo el mundo! Estrenamos calendario y, como manda la tradición para muchas personas, también objetivos y propósitos.  Llevo poco tiempo haciéndolos pero, viendo el buen cuerpo que te deja ir comprobando que eres capaz de cumplir poco a poco al menos algunas de las cosas, le he cogido el gustillo. Este año me he decidido a introducir una pequeña novedad en mi lista: dividirla en propósitos personales y literarios. 2018 para mí no es un año cualquiera. 2017, aunque tuvo más nubes que días de sol, cerró sus puertas tras haberme regalado tres cosas fundamentales. La primera, mi reencuentro con la poesía. La segunda, la independencia (dada mi situación familiar, esto era algo que necesitaba como agua de mayo). La tercera son una serie de proyectos que iré gritando por aquí a su debido tiempo y me tienen emocionadísima. Sé que todo esto me va a poner el mundo patas arriba para bien, así que mi gran propósito es trab